miércoles, 13 de abril de 2011

20 días de clásico MADRID - BARÇA


20 días de clásico MADRID - BARÇA

Pues ya está. Madrid y Barça en las semis de Champions. A partir del Sábado comienza un periodo de veinte días nunca antes visto dentro del balompié español. Dicen los más mayores (con esto me refiero a mi padre, tampoco es que haya realizado una gran labor de investigación...) que hacia los 60´, cuando todavía jugaba Gento en el Madrid y esas cosas, hubo una eliminatoria de Copa De Europa que coincidió con el partido liguero Madrid-Barça. Sería lo más parecido, pero añadirle una final de Copa del Rey por medio, y sobre todo, añadirle lo masivo que hoy se ha convertido todo lo relacionado con el mundo del fútbol, hace que estas tres semanas vayan a ser especiales para los amantes de este deporte, y por desgracia también para los no tan amantes. Llega el desenlace de todo, y llega dando la sensación que se enfrentan un equipo que podría llegar a hacer historia, frente a otro que lleva años haciéndola. Compiten una plantilla infinita y espectacular, hecha a golpe de millones, y con recambios de nivel en todas sus posiciones, ante otra más cortita, pero con un once inicial que ya está entre los mejores combinados de la historia. Luchan además dos formas opuestas en muchas cosas, pero sobre todo en la forma de entender la evolución de este deporte. Ese fútbol moderno que aboga por lo directo y lo físico, no exento de calidad, y que se pregona como el fútbol del futuro, ante ese otro fútbol sin época, perteneciente a una escuela de toque y combinación, que se resiste a desaparecer perfeccionándose y mejorando año tras año, y convirtiéndose así en un hecho aislado y singular en toda la galaxia futbolística actual. Por desgracia no es solo esto lo que se enfrentará, y no solo los 360 minutos de fútbol puro y duro serán protagonistas en los medios de comunicación de este país. No puedo negar que me da cierta pereza el solo hecho de pensar en la cantidad de vueltas y vueltas en pos de la polémica que se va dar a estos partidos, y aunque hay que ser conscientes de que todo eso forma parte del mundo del deporte profesional a lo largo de todo el planeta, solo me queda esperar que todo el mundo ponga algo de cordura y hablemos de estos cuatro clásicos como lo que son, cuatro partidos de un juego en el que hay que meter más goles que el contrario. Para ello solo deseo que ojalá y Mourinho deje de buscar excusas victimistas que nadie puede llegar a creerse cuando a quién entrenas es a un club que se ha gastado ¿400?, ¿500?, millones de euros para volver a ser el mejor. Ojalá y también Pep relaje su tantas veces excesiva modestia, pues sabe que tiene la suerte de dirigir a la mejor generación de jugadores que se ha conseguido juntar en los últimos veinte años como mínimo, y solo por ello la modestia a veces sobra. Ojalá y Valdano no abra demasiado el pico dejando cada vez más al descubierto toda la traición que ha cometido contra el buen gusto, en general, que un día defendió. Ojalá que a ese presidente justito de palabras que tiene el Barça no le dé por hacer porras en las que, con tan poca gracia y salero, tira por la borda todo el discurso de su club. Ojala y el Marca y el As no borren líneas del campo con Photoshop, ni traten a sus aficionados como si formasen parte del 1984 de Geroge Orwell. Inda, Relaño, la gente del Madrid no es idiota, y aunque las mejores dictaduras han demostrado que funciona, el repetir algo una y otra vez hasta que cala en la memoria colectiva, no es una práctica ni deportiva, ni democrática. Ojalá el Sport y El Mundo Deportivo no llenen de obviedades blaugranas cada una de las palabras que aparece en sus diarios, y que puedan olvidarse de una vez de la caverna mediática, pues el tiempo, y no cuatro periodistas deportivos de tendencias excesivamente culés, pondrá a cada uno donde se merezca. Ojalá y ningún jugador haga más teatro del necesario, ni provoque al público contrario de forma gratuita, ni se vean entradas y agresiones dignas de deportes de lucha, ni aparezca el mal perder en los compases finales de los partidos, ni que la importancia de los árbitros sea como para que el derrotado se agarré a ellas para esconder su frustración y hundimiento. Ojalá y ojalá, pero sinceramente las posibilidades de que esto ocurra, por culpa de cada uno de nosotros, y el valor no merecido que le hemos dado a este invento del baloncito, son cada año que pasan más pequeñas. Solo queda agarrarse a la esperanza de que algún día esto cambie, y quién sabe, quizás ahora, que el destino nos ha dado la oportunidad de disfrutar de algo que podría llegar a ser tan bonito como estos cuatro choques, podamos todos nosotros (medios, clubes, y aficionados), empezar a disfrutar del espectáculo tal como lo que es, un deporte bello, intenso, conmovedor, y apasionante, pero por encima de todo un simple y puro entretenimiento. Que gane el mejor, y ojalá que ese siga siendo el Barça.