jueves, 1 de agosto de 2013


SUBRAYADO A LÁPIZ: postales negras - dean wareham

En su libro de memorias, Dean Wareham -guitarrista y vocalista de Galaxie 500, Luna y Dean &Britta- narra los altibajos de su vida como músico, ofreciendo un retrato en primera persona de lo que significa formar parte de grupos que, si no superaron altas cotas de popularidad, sí alcanzaron cierto estatus de mito o 'de culto'. Wareham se adentra en los conflictos personales que llevaron a la desaparición de Galaxie 500, las giras dentro y fuera de Estados Unidos y la grabación de discos, así como abundantes y reveladores apuntes sobre su vida privada. Asistimos pues, a un viaje a través del paisaje del indie-rock, y los cambios que han afectado a la industria discográfica desde los años 80 hasta nuestros días. Un relato fascinante acerca de los sueños, tormentos y recompensas obtenidos a lo largo de más de 20 años de carrera, que ayudan a desmitificar la escena musical alternativa, con una narrativa clara, directa y muy sincera, pero también con un agudo sentido del humor.



"Estaba acostumbrado a los chicos de familia acomodada, pero no a los del instituto Dalton, que podían apellidarse Newhouse, Sulzberger, Redford y Ross. Eran chicos muy privilegiados. Dalton supuso un mundo nuevo para mí. Yo venía de una escuela primaria para chicos en la que llevábamos uniforme con pantalón corto y corbata, y jugábamos al cricket y al rugby. Aquí los chicos llevaban plumíferos Woolrich y naúticos de niños bien. Las chicas iban con pantalones de chándal reversible. Mi madre me compraba la ropa equivocada. Mis zapatillas tenían cuatro rayas en vez de tres. Esa raya de más era algo muy humillante."



"Regresé a Nueva York al terminar el verano, pero Anthony y yo nos seguimos intercambiando música. Me envío casetes de Joy Division y John Cooper Clarke. Yo le mandé el Crazy Rhythms de The Feelies. Este disco se publicó en 1980, cuando yo estaba en undécimo curso, y es otro disco perfecto que además cambiaría mi vida más adelante (aunque en aquel momento no lo sabía). Había leído sobre The Feelies en el Village Voice, una de las pocas fuentes de información sobre buena música. Por lo general, Roling Stone no prestaba mucha atención a los grupos punk y new wave. Puede que que años más tarde calificasen al disco de obra maestra, pero a finales de los setenta y principios de los ochenta, cuando tendrían que haberlo hecho, ignoraron la buena música."



" No ganamos el concurso. El jurado calificó a cada grupo basándose en cuatro criterios: presencia, canciones, técnica musical, e imagen. Quedamos los últimos en todas las categorías.(...) Fuimos los últimos en abandonar el Memorial Hall aquella noche. Habíamos quedado en último lugar, pero hacerlo en todas las categorías hizo que nos sintiésemos mejor. Nos quedamos allí hasta las dos de la mañana fumando cigarrillos y esperando a que viniese un taxi a ayudarnos con el equipo. Era divertido estar a esas horas en el histórico Memoriall Hall, a oscuras y completamente solos. Speedy and the Castanets era una basura. No teníamos talento ni futuro. Pero aún así nos creíamos el único grupo interesante del campus. ¿Qué importa si no sabíamos tocar? Teníamos algo mejor: nuestra arrogancia."



"No teníamos la más remota idea de cómo se hace una canción. Nuestra fórmula básica consistía en repetir la secuencia estrofa-estribillo durante un par de minutos y después dejar que la canción llegase donde quisiese, sin molestarnos en introducir un puente o volver de nuevo al estribillo. Más tarde, Kramer nos confesó que la primera vez que nos escuchó tocar los mismos acordes una y otra vez pensó que éramos retrasados."



"Kramer nos dijo que Kim Gordon y Thurston Moore de Sonic Youth habían escuchado nuestro disco durante su gira y también les había gustado. En 1988, esto era casi como ganar un premio cultural, algo digno de figurar en las páginas del NME. ¡El disco favorito del año de Thurston Moore! aunque Kim y Thurston también habían apoyado a Das Damen, y todo el mundo sabía que eran una basura."



"La noche siguiente volvimos al CBGB para telonear a B.A.L.L. y a Unrest. Neil Hagerty de Pussy Galore rondaba por la sala mientras probábamos sonido. No sé qué hacía en el CBGB a las cinco de la tarde, pero parecía que iba ciego de caballo. Tenía los ojos como alfileres y se quedó en un lateral del escenario mientras se rascaba la pierna y me hablaba de los pantalones de ante que se había comprado en la calle por cinco dólares. La verdad es que es muy buen precio para unos pantalones de ante."



"On Fire llegó al número seis de la lista indie del NME. No sé muy bien cómo hacían aquellas listas. Cada periódico tenía su propia lista independiente, en la que las posiciones variaban ligeramente con respecto a las otras. Eso sí, The Stone Roses siempre estaban en el número uno. De la misma forma que Oasis y Blur serían los niños mimados de la prensa inglesa años después, por aquel entonces los reyes eran The Stone Roses y Happy Mondays. El NME y el Melody Maker tenían claro que poner a estos grupos en portada se traducía en más revistas vendidas. Así que en todos los números salía uno de los dos. ¡STONE ROSES EN PARÍS! ¡HAPPY MONDAYS EN EL ESTUDIO! ¡IAN BROWN SE COMPRA UNA NUEVA CAMISETA! La verdad es que en todas las fotos salía con la misma camiseta, una con estampado de dólares. También ponía siempre la misma cara de bobo, con los labios fruncidos. Quizás un día se puso ante el espejo y decidió que era la mueca que le quedaba mejor. 

La prensa musical inglesa hablaba de los Happy Mondays y de The Stone Roses como si fuesen los cabecillas de una revolución cultural. En realidad, dicha revolución consistía en llevar pantalones bombachos y meterse mucho éxtasis. Puede que pareciese una revolución después de los años de Thatcher, pero no lo era. Como mucho, una moda pasajera. 

No nos podíamos quejar. A nosotros también nos ponían muy bien."



"En Nueva Zelanda, si en un restaurante te sirven un plato distinto al que habías pedido, te lo comes de todas formas. Nos han educado para no quejarnos, como si fuera la mejor de las virtudes: aguantar estoicamente sin protestar. Mis padres siempre me premiaban con elogios si no me quejaba (...). Por su parte, Damon y Naomi crecieron y se educaron en Manhattan, y estaban más acostumbrados a conseguir las cosas tal y como las querían. Damon siempre estaba dispuesto a montar una escena si algo no estaba a su gusto. A lo mejor hay que ser así. Damon siempre conseguía una habitación con vistas."



"Cuando lo dejas con tu novia, es muy habitual que no lo hagas por una razón en concreto. No das ningún motivo; como mucho dices algo poco preciso, que estás confuso o que no eres feliz. No dar ningún motivo solo puede significar una cosa: no quiero seguir teniendo una relación contigo. No es por mí; es por ti. Quiero seguir con mi vida sin que estés en ella. (...) ¿Tenían algo malo Damon y Naomi? Por supuesto que sí; mi terapeuta dice que toda persona tiene diez cosas malas. Yo también tengo muchas cosas malas. Algunos de mis mejores amigos están locos. Pero no importa, porque no tengo que viajar en furgoneta con ellos durante cinco semanas. Solo somos amigos. Damon y Naomi son gente encantadora, inteligente, artística y agradable. Me encantaba el estilo fluido y jazzístico de Damon a la batería y los bajos sencillos y melódicos de Naomi. Me gustaba la poesía de Damon y las pinturas en miniatura de Naomi. Pero me estaban volviendo loco. (...) Tenía cientos de razones, desde molestias pequeñas a problemas estructurales importantes dentro del grupo. En resumidas cuentas, lo dejé porque no podía dejar de pensar en dejarlo. Pensaba en ello al acostarme por la noche y al despertarme por la mañana. Así es como se sabe que tienes que hacer un cambio en tu vida: cuando el asunto te consume. La decisión se toma sola."



"Esto es lo que tienen las aventuras durante una gira, el riesgo al que se expone todo cantante de rock&roll: están sobrevaloradas. Inviertes mucha energía en ellas; y no discuto que sean excitantes y divertidas, te hacen sentir que estás vivo. Pero lo que viene después no es divertido. Es el precio de habértelo pasado tan bien. Al finalizar la noche tenía la autoestima por los suelos, un sentimiento de culpa insoportable y dudas sobre la clase de persona que era. ¿Por qué no podía ser mejor persona? ¿No me podía haber metido en un taxi nada más acabar el concierto?"



"Todos somos capaces de vivir en una gran mentira. O al menos yo lo soy. Al principio es difícil, aterrador incluso, pero te acabas acostumbrando. Más o menos."




"La muerte no es lo opuesto a la vida, sino parte de ella. Haruki Murakami, Tokio Blues. Me compré Tokio Blues antes de un viaje a Japón y nunca llegué a terminarlo, pero esa frase se me quedó grabada. Pensé que podía aplicarse a un grupo de rock&roll. También funcionaría como respuesta pretenciosa a la pregunta: ¿Por qué se separaron Luna?. Porque la muerte no es lo opuesto a la vida, sino parte de ella."