miércoles, 16 de noviembre de 2016


SUBRAYADO A LÁPIZ: un hombre enamorado - karl ove knausgard

"Un Hombre Enamorado" es el segundo libro de "Mi Lucha", la inmensa novela por entregas del noruego Karl Ove Knausgard. En ésta la historia arranca con la ruptura con su mujer, dejando Noruega y todo lo que conoce, y marchándose a Estocolmo, dispuesto a recorrer los caminos que se abran ante él. Y allí se hace amigo, muy amigo de Geir, otro noruego expatriado, intelectual y fanático del boxeo. Vuelve a encontrarse con Linda, una poeta que le había fascinado años antes en un encuentro de escritores, y que será su segunda mujer. Y su mundo cambia, y él, escribe y describe sus tempestuosas relaciones amistosas y sentimentales, cuenta cómo es volverse a enamorar, y el largo, dramático período antes de que él y Linda se consoliden como pareja. Y después, los goces y los engorros de la paternidad. La necesidad de escribir y la urgencia por crear, pero también la cotidianidad de la vida en familia, o el cómico fracaso de sus vacaciones, la humillación de las clases de preparación al parto, las peleas con los vecinos, el estrés de pasear a un niño en un cochecito por Estocolmo cuando lo único que él quisiera es sentarse y continuar con su novela…


"Para mí lo positivo de vivir en una gran ciudad era poder estar completamente solo en ella, a la vez de estar rodeado de gente por todas partes. ¡Todos con caras que jamás había visto! Esa incesante corriente de nuevos rostros, poder bañarme en ella, era para mí el placer de la gran ciudad. El metro con su multitud de tipos y caracteres. Los mercados. Las calles peatonales. Los cafés. Los grandes centros comerciales. Distancia, distancia, nunca podía tener suficiente distancia."




"Las interminables noches de verano, tan luminosas y abiertas, cuando nos deslizábamos entre distintos bares y cafés de distintos barrios en taxis negros, solos o con otros, cuando la embriaguez no era amenazante ni destructiva, sino una ola que nos elevaba cada vez más alto, empezaron lenta e imperceptiblemente a oscurecerse, como si el cielo se pegara a la tierra, lo ligero y lo efímero tenían cada vez menos margen de maniobra, algo empezó a llenarlo y a mantenerlo aplastado, hasta que la noche por fin se quedó quieta, una pared de oscuridad que descendía por la tarde y se levantaba por la mañana, y de repente resultó imposible imaginarse la ligera noche de verano que se lanzaba de un lado para otro, como un sueño que en vano intentas recuperar al despertarse por la mañana."




"Todo marchaba como antes, a la vez que no, porque imperceptiblemente, tan imperceptiblemente que era casi como si no estuviera sucediendo, nuestra vida se iba volviendo menos esplendorosa. El ardor que nos había empujado al uno hacia el otro y a los dos hacia el mundo, ya no era tan fuerte como antes. De vez en cuando surgían pequeñas desavenencias, un sábado me desperté pensando lo bueno que sería estar solo a veces, visitar librerías de viejo, sentarme en un café a leer los periódicos... Nos levantamos, fuimos al café más cercano, pedimos el desayuno, es decir, gachas, yogur, tostadas, huevos, zumo y café, yo me puse a leer los periódicos, Linda miraba fijamente el tablero de la mesa o al vacío, por fin dijo ¿tienes que estar leyendo? ¿No podemos charlar? Claro que sí, dije, y cerré el periódico, y estuvimos charlando, todo iba bien, la pequeña mancha negra en el corazón apenas era perceptible, el minúsculo deseo de estar solo y leer en paz, sin que nadie me exigiera nada, desapareció enseguida. Pero llegó el momento en el que ya no desaparecía, sino que, por el contrario, se iba metiendo dentro de los siguientes estados de ánimo y actos. Si de verdad me amas, tendrás que dirigirte a mí sin exigencias, pensaba, pero no lo decía, quería que se diera cuenta por sí misma."




"La coincidencia en la edad, que en este caso se ajustaba hasta en las semanas, no era ni de familia ni de genética, y la crisis de los cuarenta no era ningún mito: había empezado a alcanzar a gente de mi entorno, y pegaba con fuerza. Algunos estaban a punto de volverse locos de desesperación. ¿Desesperación por qué? Por tener más vida. A los cuarenta, por primera vez en la vida que uno vivía, siempre provisional, se había vuelto la propia vida, y esta coincidencia excluía todos los sueños e igualaba todas las ideas de que la vida real, aquella a la que uno estaba destinado, aquello grande que uno iba a acometer, estaba en otro lugar. A los cuarenta uno entendía que todo estaba allí, en lo pequeño y lo cotidiano, ya formado, y que siempre sería así, si uno no hacía algo. Apostar una última vez."




"Quizá la herencia más clara de mi infancia era que las voces altas y las disputas me daban miedo. No había nada peor para mí que discusiones y escenas. Y durante mucho tiempo había conseguido evitarlas en mi vida de adulto. En ninguna de las relaciones que había tenido hubo peleas ruidosas, todo se desarrolló de acuerdo con mi método, que era ironía, sarcasmos, falta de amabilidad, reproches, silencios. Cuando Linda entró en mi vida, eso cambió. ¡Y cómo cambió! Y yo, yo tenía miedo. No era en absoluto un miedo racional, huelga decir que mi fuerza física era muy superior a la suya, y en cuanto al equilibrio en la relación, ella me necesitaba más a mí que yo a ella, en el sentido de que a mí no me importaba estar solo, que para mí lo de estar solo no era únicamente una posibilidad, sino también una tentación. Ella, por su parte, temía quedarse sola más que ninguna otra cosa, y sin embargo, a pesar de cómo era la relación de fuerzas, yo tenía miedo cuando ella me atacaba. Tenía miedo como cuando era pequeño."




"No, en absoluto -dijo Geir-. Lo inocente y lo puro se han convertido en el símbolo de la estupidez, pero eso es en nuestra época. Vivimos en una cultura en la que gana el que ha tenido más experiencias. Es enfermizo. Todo el mundo sabe adónde va el modernismo, creas una forma rompiendo una forma, en una eterna regresión, y así continuará, y mientras sea así, la experiencia llevará ventaja. La característica única de nuestra época, el acto puro o independiente es, como sabes, renunciar, no recibir. Recibir es demasiado fácil. Por ahí no se obtiene nada. Ahí es donde te sitúo a ti en algún lugar. Un especie de santo, ¿sabes? (...) No hay ningún ser humano moderno que quiera ser santo. ¿Qué es una vida de santo? Sufrimiento, sacrificio y muerte. ¿Quién coño quiere tener una buena vida interior si no tiene una vida exterior? La gente solo piensa en lo que la introversión puede proporcionarle de vida exterior y progreso. ¿Cuál es la visión del ser moderno de la oración? Sólo hay una clase de oración para el ser humano moderno, y es la oración de deseos. Sólo se reza si se quiere algo."




"- Yo nunca he sentido esos deseos. Excepto cuando bebo, claro está. Entonces se tira todo por la borda. Lo que quiero es viajar, leer, escribir. Ser libre. Completamente libre. Y eso lo logré en aquella isla, porque en realidad mi relación con Tonje había acabado. Podría haber viajado a cualquier parte. Tokio, Munich, Buenos Aires... Pero me fui allí, donde no había ni un alma. No me entendía a mí mismo, no tenía ni idea de quién era yo, así que lo único que tenía era todas esas ideas de ser buena persona, y en eso me refugié. No veía televisión, no leía periódicos, y lo único que comía era pan crujiente de fibra y sopa. Cuando quería darme un homenaje comía albóndigas y coliflor. Y naranjas. Empecé a hacer flexiones y estiramientos. ¿Te imaginas? ¿Lo desesperado que tiene que estar un hombre cuando empieza a hacer estiramientos para solucionar sus problemas?"




"No era nada. Pero la vida seguía viviéndose en esas casas, y para los que vivían allí esa vida era todo. Allí nacían personas, allí morían personas, allí se amaba y se discutía, se comía y se cagaba, se bebía y se celebraban juergas, se leía y se dormía. Se veía la televisión, se soñaba, se lavaba, se comían manzanas y se miraba por encima de los tejados, vientos otoñales que sacudían los altos y esbeltos pinos.

Pequeño y feo, pero era todo lo que había."




martes, 30 de agosto de 2016


SUBRAYADO A LÁPIZ : éramos unos niños - patti smith

Fue el verano en que murió Coltrane. Los hippies alzaron sus brazos vacíos y China detonó la bomba de hidrógeno. Jimi Hendrix prendió fuego a su guitarra en Monterey. Fue el verano del amor. Y en aquel clima cambiante e inhóspito, un encuentro casual cambió el curso de mi vida: fue el verano en que conocí a Robert Mapplethorpe. Era el mes de julio de 1967 y eran unos niños, pero a partir de entonces Patti Smith y Robert Mapplethorpe sellaron una amistad que solo acabaría con la muerte del gran fotógrafo en 1989. De eso habla este espléndido libro de memorias, de la vida en común de estos artistas, los dos entusiastas y apasionados, que cruzaron a grandes pasos la periferia de Nueva York para llegar hasta el entro neurálgico del nuevo arte. Fue así que acabaron instalándose en el hotel Chelsea y se convirtieron en los protagonistas de un mundo hoy ya perdido donde reinaban Allen Ginsberg, Andy Warhol y sus chicos, y se creaban las grandes bandas de música que marcaron los años finales del siglo XX., mientras el sida hacía estragos. Lejos de ser un libro triste y nostálgico, Éramos unos niños es un homenaje a la amistad sin trabas, y sus páginas cargadas de vitalidad y humor nos devuelven el sabor de esa gran ciudad donde hubo un tiempo en que casi todo era posible."Eramos unos niños es una oda a Mapplethorpe, pero también es una carta de amor al arte de los años setenta en Nueva York.


"Nueva York era una urbe auténtica, furtiva y sexual. Grupos de exaltados marineros que buscaban acción en la calle Cuarenta y dos, repleta de cines X, mujeres descaradas, rutilantes tiendas de recuerdos y vendedores de perritos calientes, me daban  topetazos al pasar. Los rascacielos eran hermosos. No parecían meros edificios empresariales. Eran monumentos al espíritu arrogante pero filantrópico de EEUU. El carácter de cada manzana era vigorizante y se podía percibir el devenir de la historia. El Viejo Mundo y el emergente plasmados en el ladrillo y el mortero de artesanos y arquitectos.



"- Oh, sácales una foto -dijo la mujer a su desconcertado marido-. Creo que son artistas.

-Venga ya -respondió él, encogiéndose de hombros-. Solo son unos niños."



"También él tenía un camino que seguir, y no le quedaría más remedio que dejarme atrás. Aprendimos que queríamos demasiadas cosas. Solo podíamos dar desde los que éramos y lo que teníamos. Separados, pudimos ver incluso con más claridad que no queríamos estar sin el otro."



"Patti, nadie ve como nosotros, me dijo."



"- Hotel Chelsea -dije al conductor, hurgándome en los bolsillos para encontrar monedas, no del todo segura de poder pagarle."



"Conocimos a muchas personas enigmáticas en el Chelsea, pero, por algún motivo, cuando cierro los ojos para pensar en ellas, Harry es siempre el primero que veo. Tal vez porque fue la primera persona que conocimos allí. Pero, más probablemente, porque fue un período mágico y Harry creía en la magia!"



"Los años sesenta estaban tocando a su fin. Robert y yo celebramos nuestro cumpleaños. Robert cumplió veintitrés. Luego los cumplí yo. El número primo perfecto. Robert me hizo un corbatero con la imagen de la Virgen María. Yo le regalé una correa de cuero con siete calaveras de plata. Él se puso las calaveras. Yo me puse corbata. Nos sentíamos preparados para los años setenta. Es nuestra década, dijo él."



"Ambos seguíamos fieles a nuestra promesa. Ninguno iba a dejar al otro. No lo vi nunca a través del cristal de su sexualidad. Mi imagen de él permanecía intacta. Era el artista de mi vida."



"Si leía mis poemas alguna vez, aquel tenía que ser el lugar. Mi objetivo no era solo hacerlo bien o defenderme. Era dejar huella en Saint Mark. Lo hacía por la poesía. Lo hacía por Rimbaud y lo hacía por Gregory. Quería impregnar la palabra escrita de la inmediatez y el ataque frontal del rock and roll."



"De él aprendí que, a menudo, la contradicción es el camino más diáfano para llegar a la verdad."



"Me eché la chaqueta al hombro, como Frank Sinatra. Estaba llena de referencias. Él estaba lleno de luz y sombra.

- Ha vuelto -dijo. Hizo unas cuantas fotografías más.

- La tengo.

- ¿Cómo lo sabes?

- Lo sé.

Ese día sacó doce fotografías.
Unos días después me enseñó la hoja de contactos.
Esta es la que tiene magia, dijo.
Cuando ahora la miro, no me veo nunca a mi. Nos veo a los dos."



"Sonríe por mí, Patti, porque yo sonrío por ti"

viernes, 22 de julio de 2016


SUBRAYADO A LÁPIZ: nw london - zadie smith

Finalista del Premio Orange y del National Book Critics Circle Award, esta última novela de Zadie Smith viene a confirmar su sólida posición entre los autores más destacados del panorama narrativo en lengua inglesa. Dueña de una personal combinación de sentido del humor, inteligencia y empatía, Zadie expresa la diversidad de voces, rostros y emociones de los habitantes del noroeste de Londres, barrio donde se crió y uno de los enclaves urbanos con mayor índice de multiculturalidad no sólo de Inglaterra, sino del mundo. Los protagonistas de la historia, Leah, Natalie, Felix y Nathan, crecieron entre edificios de protección oficial y, ahora en la treintena, la ambición y el azar los han llevado a alcanzar posiciones sociales muy distintas. Los encuentros y desencuentros entre ellos ponen de manifiesto sus diferencias raciales, la validez del ascenso social, su actitud ante cuestiones de fondo como la maternidad, la amistad, la lealtad. Al tiempo que va desvelando los secretos de sus personajes, Zadie Smith ofrece al lector un recorrido por una zona de Londres tan cautivadora como violenta, donde las animosas avenidas enmarcan lóbregas callejas y errar el camino puede conducir a un callejón sin salida.



"La mujer no sabe adónde se acercan. No sabía que hubieran partido ni en qué dirección sopla el viento. No quiere llegar. La verdad es que ella había creído que estarían desnudos bajo las sábanas para siempre y que nada se les vendría encima jamás, nada salvo la satisfacción. ¿Por qué debe avanzar el amor? ¿Avanzar hacia dónde? Nadie puede decir que no estuviera avisada. No puede decirlo nadie. Una mujer de treinta y cinco años casada con un hombre al que ama está sin duda avisada, debería prestar atención, debería escuchar y no quedarse sorprendida cuando su marido le dice:... muchos días en que la mujer sea fértil. Creo que solamente tres. O sea, que no tiene sentido decir, bueno, pasará cuando tenga que pasar. Ya no somos tan jóvenes. Deberíamos ser un poco más marciales con el tema, o sea, planearlo y eso.
Y, hablando objetivamente, tiene razón."




"Vienen por aquí, Felix... Intenté contárselo a tu padre, pero a él le da igual, ya lo conoces, casi siempre tiene la cabeza llena de mujeres... La policía viene por aquí preguntando por nuestros chicos (no los nuestros de verdad, claro, ésos hace tiempo que se fueron, sino los chicos de la comunidad), en busca de información, ya sabes. ¡Para proteger de nuestros chicos las casas señoriales del parque! Es una vergüenza, de verdad. Pero a vosotros no os importan esas mierdas, ¿verdad que no, Felix? Vosotros solamente queréis divertiros. ¿Y por qué no? A los jóvenes hay que dejarlos en paz, digo yo. Es mi opinión. Mi mujer piensa que tengo demasiadas opiniones, pero que se le va a hacer. Los chicos de aquí no quieren enterarse de nada. Me parte el corazón. Solo quieren ver esos reality shows, leer la prensa amarilla, esa puñetera porquería. Calla la boca y cómprate un teléfono nuevo... así es la gente de por aquí hoy en día."




"No pareces muy convencido. Es cierto que yo no conocí a tu madre muy bien, está claro... sé que tu padre no habla demasiado bien de ella. No lo sé. Es complicado, ¿verdad?, todo el tema de las familias. Uno no tiene distancia y no puede ver con claridad. Te pondré una analogía. ¿Sabes esas pinturas que tu padre vende, esas hechas de puntos y que tienen una imagen escondida? Pues si te pones demasiado cerca no ves la imagen. Pero yo estoy en la otra punta de la sala, ¿entiendes? Tengo una perspectiva distinta. Cuando mi viejo estaba en la residencia geriátrica, y mira que era una auténtica pocilga, te diré una cosa: algunas enfermeras me contaron cosas suyas de las que yo no tenía ni idea. Ni idea. Y nadie lo conocía mejor que yo. En ciertos sentidos. No en todos. Pero bueno, ya me entiendes. En el fondo es cuestión de contexto."




"Inocente a los cinco años en aquella parada de autobús. Borracho a los catorce. Colocado a los veintiséis. Ciego a los veintinueve, hasta los ojos de farlopa y ketamina: No puedes dormir aquí, hijo. O te vas a otro lado o te llevamos a comisaría para que duermas la mona. Si pasas suficiente tiempo en el mismo sitio se te solapan los recuerdos."




"- Es lo que hace la gente hoy en día, ¿verdad? Cuando no se les ocurre nada mejor que hacer... No hay ideas, no hay posturas políticas y no hay huevos. Pues a casarse. Pero yo he trascendido todo eso. Hace mucho tiempo, hace milenios. Esa idea de toda tu felicidad reside en otra persona. ¡Esa idea de la felicidad! Yo estoy en un plano distinto, cielo. Tengo más pelotas de las que se sueñan en tu filosofía. Estaba comprometida a los diecinueve, estaba comprometida a los veintitrés, ahora mismo podría estar pudriéndome en alguna mansión de Hampshire, tapizando y retapizando sofás con algún barón, en perfecta armonía asexuada. A eso se dedica mi gente. Vosotros, en cambio, os dedicáis a tener montones de niños que no podéis ni cuidar. Estoy segura de que esto es maravilloso y tal, pero ¡a mi no me busquéis, hostia! Tienes la suerte de que la vida ten sonría, Felix. Tienes suerte de ser feliz, de encontrar la felicidad, de ser buena persona... Y quieres que todo el mundo sea feliz y bueno porque tú lo eres, y que las cosas les resulten fáciles a todos porque así son para ti. Pero ¿nunca se te ha ocurrido que puede haber gente a quien la vida no le resulta tan fácil de vivir como a ti?

- Cada vez que vengo aquí encuentro el mismo drama, el mismo drama. -Felix negó con la cabeza con la vista clavada en el suelo-. No lo entiendo. Si yo siempre te he tratado bien. ¿Por qué intentas destrozarme la vida?

- Qué gracioso -dijo-. Aunque, claro, así es como debes verlo tu."




"En otras ocasiones, la sorprendía encontrarse a sí misma al final de un callejón oscuro. Le daba pánico y rabia ver a sus hijos malcriados sentados en el suelo, ojeando imágenes de sí mismos en el pasado, imágenes en movimiento, en el teléfono de su padre, narcisismo literalmente inédito en toda la historia de la existencia humana (más allá de los sueños y los milagros) hasta hacía muy poco. Hasta prácticamente ahora."

viernes, 1 de julio de 2016


SUBRAYADO A LÁPIZ: francamente frank - richard ford

En Francamente, Frank Richard Ford regresa con cuatro historias narradas por el icónico Bascombe. En esta cuarta entrega de la serie nuestro protagonista cuenta con sesenta y ocho años y de nuevo está cómodamente instalado en la zona residencial de Haddam, Nueva Jersey. Bascombe ha salido, aparentemente, airoso de las secuelas de la devastación del huracán Sandy. Como en todos los libros protagonizados por él, el espíritu que guía a Ford es la vieja máxima cómica que promete que si las cosas no resultan graciosas, no son realmente serias. La desolación sembrada por el Sandy, que ha arrasado casas, zonas costeras e innumerables vidas, es probablemente el arranque más tremendo que se pueda imaginar para una narración. Y sin embargo se convierte en el perfecto telón de fondo y en la piedra de toque para Ford y Bascombe. Dotados de una precisa sensibilidad de comedia y de una inteligencia arrolladora, estos relatos abordan un completo catálogo de asuntos muy americanos: el envejecimiento, el racismo, la pérdida de la fe, el matrimonio, la redención y el desplome del mercado inmobiliario. A través de Bascombe –irónico, blasfemo, emotivo, sabio y a menudo políticamente incorrecto– nos sumergimos en las aspiraciones, pesares, anhelos, logros y fracasos de la vida americana en los albores del nuevo siglo. Richard Ford trae de vuelta a Frank Bascombe en toda su imperfecta gloria para decir (a menudo de un modo hilarante) lo que todos pensamos pero pocos se atreven a expresar en voz alta. ¿Estaremos solo ante un epílogo de la trilogía anterior, o quedará Bascombe para rato? 


"Tal como ha dicho el cabo Alyss, es fácil entender cómo puede venir una persona en plan de reconocimiento y simplemente no volver a aparecer, como si la calamidad hubiera dejado en  el mundo un agujero al borde del cual se tambalease todo lo civilizado y tendente a lo positivo -ánimo, esfuerzos, esperanzas, sueños... edificios, desde luego-, y corriese el peligro de caer vertiginosamente en él. En realidad, tengo la sensación de haber obrado con inteligencia por haberme marchado cuando valía la pena marcharse. Aunque el hecho de vender una casa en donde has sido feliz indica que no eres inteligente. En tales movidas se siente el moretón del fracaso."




"Como en la mayoría de las conversaciones entre mayores de edad, no se ha intercambiado nada de crucial importancia. Arnie simplemente necesitaba a alguien a quien enseñar su casa destrozada. Y no hay motivo para que ese alguien no sea yo. Nada insólito, como impulso humano."




"Al menos cuatro propietarios/inquilinos han venido de visita a casa en donde yo he vivido a lo largo de estos años. Siempre les he abierto la puerta de par en par, después de aclarada la cuestión de que no venían a venderme un seguro de entierro y de haber cogido la billetera de la mesa del vestíbulo. Como un buen guía, me mantenía al margen y y dejaba que deambulasen por las habitaciones, murmurando ante tal o cual renovación, donde en sus tiempos había una pared, o recordando el olor del cuarto de baño los domingos antes de ir a la iglesia. Y así, sucesivamente, hasta que todo les cuadraba en la memoria y podían marcharse tranquilos. Por lo general no les llevaba más de diez minutos: tiempo necesario para dar fe de sesenta años de existencia renqueante. En general los que aparecen ya han pasado la cincuentena. Los más jóvenes lo tienen todo registrado en el móvil. Y no es hacer mucho por otros seres humanos, ayudarlos a entender su historia con claridad. Es lo que todos ansiamos, si no me equivoco."




"No es, sin embargo, el más sencillo viaje emocional ir cuatro días antes de Navidad a visitar a mi ex mujer (¡llevamos divorciados treinta años!) a una residencia especializada cuando padece una enfermedad incurable y mortal y no me he llevado muy bien con ella, pero ahora vive a veinte minutos en coche de mi casa y de un modo u otro tiene problemas. Las relaciones nunca acaban, como dijo el poeta."




"Como historia norteamericana no es tan insólita. Porque no hay una forma adecuada de planificar la vida ni tampoco de vivirla: sólo un montón de formas inadecuadas."

viernes, 8 de abril de 2016


SUBRAYADO A LÁPIZ: la muerte del padre - karl ove knausgård

Karl Ove Knausgård está luchando con su tercera novela casi diez años después de que su padre se emborrachara hasta morir. Quiere que sea una obra maestra, pero le atormentan las dudas sobre su talento como escritor y se pasa los días imaginando epitafios nada halagadores para sí mismo. La mente de Karl Ove deambula entre sus frustraciones actuales y su relación con su familia y el pasado –su infancia, las inseguridades de la adolescencia, el descubrimiento del sexo, del alcohol, esa «bebida mágica», su pasión por el rock– cuando su padre tenía la misma edad que él ahora. Era un niño serio y a menudo angustiado, con un hermano más feliz y menos complicado que él, una madre apacible y cariñosa pero casi invisible, y un padre distante e imprevisible. Un padre cuya muerte prematura suscitó en él emociones contradictorias, alivio, y también un profundo dolor, sentimientos que el protagonista aún no ha conseguido aceptar.


"Lo único que no envejece de la cara son los ojos. Son igual de claros el día que nacemos que el día que morimos. Es cierto que sus venas pueden reventar y las retinas se vuelven más mates, pero su luz nunca cambia."




"Hace seis años, Bergen era la ciudad en la que escribía, y aunque no había pensado vivir en ella el resto de mi vida, tampoco tenía intención de dejar ni el país ni a la mujer con la que estaba casado. Al contrario, estábamos pensando en tener hijos y tal vez mudarnos a Oslo, donde yo escribiría más novelas y ella seguiría trabajando en la radio y en la televisión. Pero de ese futuro, que seguramente sólo fue una prolongación del entonces presente, con sus rutinas y sus cenas con amigos y conocidos, sus viajes de vacaciones y sus visitas a padres y suegros, todo esto enriquecido por los hijos que pensábamos tener, no hubo absolutamente nada. Algo sucedió, y de un día para otro me fui a Estocolmo, al principio sólo para ausentarme durante unas semanas, y luego de repente se convirtió en mi vida. No sólo cambiaron la ciudad y el país, sino también todas las personas. Si resulta extraño que lo hiciera, aún más extraño es que nunca piense en ello.¿Cómo aterricé aquí? ¿Por qué ocurrió así?"




"Las únicas huellas que existen de la vida anterior son los libros y los discos que me traje. Dejé todo lo demás. En aquella época perdí mucho tiempo pensando en el pasado, cuando ahora miro hacia atrás me parece que fue casi enfermizo perder tanto tiempo pensando en el pasado y que por ello no sólo leía la novela En Busca del Tiempo Perdido de Marcel Proust, sino que más o menos me la bebía, ya que ahora el pasado apenas está presente en mis pensamientos."




"Y cada día que pasa crece la añoranza por el momento en que la vida llegue al borde, por ese momento en que se abre la compuerta y la vida por fin avance. Al mismo tiempo, comprendo que precisamente lo repetitivo, lo encerrado, lo inalterable, es necesario, que me protege, porque las pocas veces que lo abandono, vuelven todos mis viejos tormentos. De repente estoy de nuevo obsesionado por toda clase de pensamientos de lo que se dijo, lo que se vio, lo que se pensó, como lanzado dentro de esa parcela descontrolada, estéril, a menudo humillante y a la larga destructiva en la que viví durante tantos años. La añoranza de otro lugar es tan fuerte allí como aquí, pero la diferencia es que la meta de la añoranza es realizable allí, pero no aquí. Aquí estoy obligado a buscarme otros objetivos y contentarme con ellos. El arte de vivir, de eso estoy hablando."




"Aquella noche me resultaba imposible estarme quieto. Daba vueltas por la casa, iba de una lado para otro de mi habitación, subía y bajaba las escaleras, entraba y salía de las habitaciones de abajo. Tenía la sensación de ser más grande que el mundo, como si estuviera todo el mundo dentro de mí, y ya no hubiera nada más por lo que luchar. La humanidad era pequeña, la historia era pequeña, el planeta era pequeño, incluso el universo, del que decían que era infinito, era pequeño.Yo era más grande que todo lo que había. Era una sensación fantástica, pero me dejó desosegado, porque lo más importante de ella era el ardiente deseo, lo que llegaría, lo que haría, y no lo que hacía o había hecho."




"Yo defendía lo suave y no lo duro, estaba en contra de guerras y autoridades, jerarquías y toda clase de fuerza, no quería aprenderme nada de memoria en el instituto, sino pensar que mi intelecto se desarrollaría de un modo más orgánico. Políticamente muy a la izquierda, el reparto injusto de los recursos del mundo me cabreaba, quería que todos recibieran parte de lo bueno, y en ese sentido el capitalismo y el dominio del dinero eran los enemigos. Opinaba que todas las personas tenían el mismo valor y que las cualidades internas siempre eran más importantes que las externas. En otras palabras: estaba a favor de la profundidad y en contra de lo superficial, a favor del bien y en contra del mal, a favor de lo suave y en contra de lo duro. Así pues, ¿no debería estar contento al ver a mi padre pasarse al lado de los suaves? No, porque yo despreciaba la expresión externa de lo suave, es decir, las gafas redondas, los pantalones de pana, los zapatos anchos, los jerséis tejidos a mano."




"Había nacido como un ideal de bachiller que partía de la idea de que la noche estaba de una u otra forma relacionada con la libertad. No en sí, sino en su contraste con la realidad cotidiana de nueve a cuatro, que yo y algunos más considerábamos burguesa y conformista. Queríamos ser libres, ergo estábamos levantados por la noche. El que siguiera con eso tenía menos que ver con la libertad que con una creciente necesidad de estar solo. Más tarde comprendí que esa necesidad era algo que tenía en común con mi padre. En la casa en la que vivíamos tenía para él solo un pequeño apartamento, donde pasaba casi todas las tardes. Eso era su noche."




"Por muy extrema que hubiera sido su vida en los últimos años, constituía sólo una minúscula parte de todo lo que había vivido. Cuando ella veía a mi padre veía al que había sido de bebe, de niño, de adolescente, de adulto, todo su carácter y todas sus cualidades cabían en esa mirada, de modo que aunque estuviera tan borracho que se cagara encima tumbado en su sofá, ese momento era tan breve y ella tan vieja que en comparación con todo el tiempo que había almacenado con él, lo de los últimos años no tenía peso suficiente para convertirse en la imagen definitiva. Supuse que lo mismo pasaba con la casa. La primera casa con las botellas, sería la casa de las botellas, mientras que esta casa era su hogar, donde ella había pasado los últimos cuarenta años, y el que ahora estuviera llena de botellas, nunca podría convertirse en lo principal."

miércoles, 17 de febrero de 2016


SUBRAYADO A LÁPIZ: instrumental - James Rhodes

James Rhodes es un mediático concertista de piano de la actualidad y un gran renovador de las formas en que se está presentando en la música clásica hoy en día. Ha protagonizado documentales para la BBC y Channel 4, escribe en The Guardian y ofrece recitales en todo el mundo (durante la próxima primavera pasará por España dentro de la programación de los festivales Primera Persona y Sonar). A lo largo de sus cerca de trescientas páginas el autor narra en forma de memorias toda su dura infancia, durante la cual fue abusado sexualmente, así como ahonda en las funciones terapéuticas de la música. El libro estuvo durante un tiempo "secuestrado" en Reino Unido hasta que el Tribunal Supremo levantó el veto que pesaba sobre la obra. 



"Con toda facilidad y tranquilidad puedo fijarme en el exterior para encontrar las razones de mi dolor interior. Puedo argumentar de forma convincente por qué todas las personas de mi vida, todos los acontecimientos, todas las situaciones, individuos, sitios y cosas son en parte responsables de que yo sea, casi siempre, un cabrón enfadado y amargado. Y también puedo, de una forma igualmente convincente, mirar hacia dentro, iluminarme a mí con el foco, y pasármelo pipa con ese horror incesante que es culpabilizarse a uno mismo. Y todo esto es irrelevante, intranscendente e inútil."



"¿Queréis saber cómo arrebatar a un niño todo lo que le hace ser niño? Folláoslo. Folláoslo de forma continuada. Pegadle. Dejadlo inmovilizado contra el suelo y metedle cosas en el interior del cuerpo. Contadle cosas de sí mismo que solo pueden ser ciertas en las mentes más jóvenes, antes de que la lógica y la razón se hayan formado del todo; esas cosas se adueñaran de él, y se convertirán en una parte integral e incuestionable de su ser."



"Uno de mis diagnósticos fue el de trastorno disociativo de la personalidad, según el cual tengo varias identidades (trece, por si sentís curiosidad) que, según la situación, se turnan para llevar el timón del barco. En la práctica eso implica que tengo trece personas disponibles como y cuando quiero para llevar a cabo todo lo que tiene que hacer una sola. Esto se parece a una operación militar, y explica en parte los problemas de memoria, porque las distintas personalidades no siempre se comunican bien entre ellas, si es que llegan a hacerlo. Algunas son buenas, otras frías; todas comparten un objetivo común: sobrevivir a toda costa."



"En esta película, haría lo mismo que pasa en Dos Vidas en un Instante: elegiría un camino totalmente opuesto al maldito y estúpido que escogí. Y enseguida me daría cuenta de que hacer prácticamente cualquier cosa que no fuera fingir ser normal me iba a presentar menos problemas. Pero no lo hice. La culpa fue solo mía. Incluso aunque hubiera tenido delante a un tío del futuro que me pidiese a gritos que actuase de forma distinta, que se me hubiera puesto en plan fantasma de las Navidades futuras, no le habría creído. Porque mucho tiempo antes, de forma consciente o no, había empezado a huir de mí mismo y de mi realidad, y a esas alturas ya no podía cambiar el rumbo por mucho que quisiera. Es espantoso e irónico saber que he pasado casi toda la vida huyendo de las cosas que me acabaron salvando (la sinceridad, la verdad, la realidad, el amor, la aceptación de quien soy) porque creía que me matarían."



"La cosa tiene que ser como en el cine: vuestra miradas se cruzan (o ves el avatar de Twitter de la otra persona), intercambiáis un par de palabras, mensajes de texto, correos electrónicos y hala, ya os habéis enamorado. De forma apresurada, inmediata, explosiva, excitante. Se lo cuentas a todos tus amigos, no dejas de publicarlo en Facebook y te comportas como si estuvieras como una puta cabra. Es como una historia de Disney bajo los efectos del crack, y resulta peligroso, joder. Algo así no puede sostenerse, nunca puede haber verdad en ello. No es más que una adicción en la que los compuestos químicos del cerebro te van colocando cada vez más, antes del bajón inevitable. Pero todos seguimos el juego porque así son las cosas en el cine, en la tele y en la prensa, y es algo atractivo e inmediato y nos poner cachondos."



"En primer lugar, te equivocas. Da igual a qué; si sabes que tienes razón, si todos tus amigos te dicen que la tienes, te equivocas. ¿A él se le ha olvidado vuestro aniversario y te has enfadado? Te equivocas. Cierra el pico. ¿Ella no deja de quejarse de todo el tiempo que le dedicas al trabajo y te atosiga con este tema hasta que te cabreas con ella? Te equivocas. Deja de ser un imbécil. Lo que más deteriora una relación es tratar de salir ganando. Rumi, una gran poeta persa, escribió: En algún lugar exterior, más allá de las ideas del acierto y del error, hay un jardín. Nos vemos en él."




"Lo mejor es que todo se puede reducir en dos palabras: sé bueno"

viernes, 29 de enero de 2016


SUBRAYADO A LÁPIZ: pureza - jonathan franzen

Si la literatura es el instrumento ideal para que el ser humano ilumine los recovecos más oscuros de su mundo interior y perciba con mayor nitidez la realidad que lo circunda, Jonathan Franzen es uno de los novelistas contemporáneos que más se ha atrevido a explorar las fronteras que condicionan nuestra existencia. Tras las sobresalientes Las Correcciones y Libertad, ahora llega Pureza, novela que aborda el asunto de la verdad y la pureza como conceptos que pueden extenderse hasta el fanatismo o la inmolación. A partir de las vidas entrecruzadas de un puñado de personajes retratados con un grado de realismo que hipnotiza al lector, el relato gira en torno a Purity «Pip» Tyler, una joven comprometida que, tras su paso por la universidad, trata de encarrilar su vida acorde a sus principios vitales y éticos. Atrapada en una relación malsana con su madre, que nunca ha querido revelarle el nombre de su padre ni por qué se cambió el apellido antes de que ella naciese, Pip sobrevive con trabajos intrascendentes hasta que el encuentro fortuito con una mujer involucrada en el activismo antibelicista la llevará hasta unas prácticas en el Sunlight Project, una organización en la onda del trabajo de Snowden o Assange, que radicada en Bolivia se dedica desde allí a revelar secretos de corporaciones y gobiernos. El fundador de ésta es Andreas Wolf, un carismático agitador de la ex RDA reciclado durante el caótico período posterior a la caída del Muro de Berlín. El sospechoso interés de Andreas por Pip trastocará sus ideas convencionales sobre el bien y el mal, empujándola hacia un destino que no figuraba ni remotamente en su imaginación. El talento excepcional de Jonathan Franzen pone de manifiesto una vez más su facilidad para crear una trepidante historia cargada de humor, por momentos sombría, inquietante, osada, incisiva, pero siempre cautivadora y de amplitud universal.


"Por lo visto, no se te ha ocurrido pensar que a lo mejor ya he tenido otros pacientes muy listos. La diferencia entre ellos y yo es que yo soy psicólogo y ellos no. Para poder ayudarte, no necesito ser más listo que tú. Sólo necesito serlo en un aspecto concreto."




"Sentada a la mesa, mientras proseguía con su perorata avivada por el manhattan, y la hacía extensiva al dominio del sexo masculino en Silicon Valley y a su manera de explotar no sólo a las colaboradoras externas, sino a las mujeres en general, seduciéndolas con sus nuevas tecnologías para el cotilleo, creando en ellas una ilusión de poder y progreso al tiempo que mantenían el control de los medios de producción -falsa liberación, falso feminismo, falso Andreas Wolf-, Pip dejó de comer y se quedó mirando fijamente el plato con tristeza."




"Con la única intención de evitar la versión de dos horas de esa conversación -en la que la Parte A intentaba demostrar que la Parte B había sido la primera en pronunciar una afirmación fatal que había obligado a alargar la conversación, y la Parte B ponía en duda la versión de los hechos ofrecida por la Parte A, lo cual, a su vez, al no haber una transcripción fidedigna de lo dicho, obligaba a la Parte A a reconstruir de memoria el inicio de la conversación y a la Parte B a ofrecer una reconstrucción que difería de la ofrecida por la Parte A en algunos aspectos cruciales, que a continuación requerían un esfuerzo conjunto y prolongado en el tiempo para cotejar y reconciliar las dos versiones-, accedí a subir a Nueva Jersey a salir a caminar."




"Siempre discutíamos sobre nada. Como si al multiplicar un contenido cero por un parloteo infinito pudiéramos lograr que dejar de ser cero. Para volver a practicar sexo nos habíamos tenido que separar, y para practicarlo de una manera alocada y compulsiva habíamos tenido que divorciarnos. Era una manera de rebelarnos contra la nada gigantesca que las discusiones habían aportado a nuestra salvación. Era la única discusión que cualquiera de los dos podía perder con honor. Pero luego se terminaba y nos quedábamos otra vez sin nada."




"En el ámbito de lo moral, estaba siempre tan segura de sí misma que yo tenía la sensación permanente de que íbamos a llegar a algo; sólo después era capaz de ver que habíamos trazado un círculo grande y vacío. Pese a toda su inteligencia y sensibilidad, no sólo decía cosas sin sentido, sino que era incapaz de reconocerlo, y resultaba terrible ver eso en una persona a la que me había entregado en cuerpo y alma y a quién había prometido cuidar toda la vida. En consecuencia, tenía que seguir trabajando con ella para ayudarla a entender por qué no podía seguir trabajando con ella."




"Esas señales significaban más para ella que para mí. Para ella, nos brindaban una posibilidad de ser algo más que química, de ser algo en las estrellas, mientras que para mí servían sobre todo para confirmar la química de lo que sentía por ella. Cuando se empezó a acalorar por el vino y se quitó la cazadora vaquera, no vi mi destino escrito en una coincidencia del calendario, sino en la delgadez de sus antebrazos, en la respuesta de mi corazón al verlos. Bajo los efectos del vino y de las señales místicas, esa noche se empeñó en mejorarme. Para estar con ella, tenía que aspirar a cosas mejores."




"Que nadie me hable de odio si no ha estado casado. Sólo el amor, sólo la empatía prolongada, la identificación, la compasión, pueden arraigar a otra persona en tu corazón de una manera tan profunda que resulta imposible evitar odiarla, al menos en algún momento; sobre todo cuando lo que más odias de ella es su debilidad ante el daño que puedes causarle. El amor persiste y, con él, también el odio. Ni siquiera representa un alivio odiarse a uno mismo. Creo que nunca la había odiado tanto como la odié por exponerse a la vergüenza de que yo me negara a hablar con la voz de Leonard."




"Tal vez yo había abandonado el matrimonio antes que ella, pero estaba decidida a superarme y abandonarlo de una manera verdaderamente radical. La odié por el odio implícito en esa decisión, pero como aún me sentía culpable por haberla abandonado, alivió en parte mi culpa, tan sólo un poquito, imaginar que al fin triunfaba en algo, aunque sólo fuera en desaparecer. Yo había huido del matrimonio, pero la victoria moral le correspondía a ella.(...) Tal vez fuera más débil que yo, pero se las arregló para superarme. Ella avanzó mientras yo me quedaba atascado. Tengo que reconocerlo: me siento como si me hubiera hecho un jaque mate."




"Podías cooperar con el sistema u oponerte a él, pero lo único que no podías hacer en ningún caso, tanto si disfrutabas de una vida agradable y protegida como si estabas en la cárcel, era no relacionarte con él. La respuesta a cualquier pregunta, importante o banal, era el socialismo. Si sustituías la palabra socialismo por redes, tenías internet. (...) A Andreas -que según su propia admisión, no había aprendido a desear nada material- le parecía que internet estaba más bien dominado por el miedo: miedo a no ser popular, ni suficientemente cool, miedo a perderse algo, miedo a ser criticado u olvidado."