lunes, 2 de noviembre de 2015


SUBRAYADO A LÁPIZ - las asombrosas aventuras de kavalier y clay - michael chabon

Nueva York, 1939. Joe Kavalier, un joven artista entrenado en las artes del escapismo del maestro Houdini, acaba de lograr su mayor proeza: huir de la Praga ocupada por los nazis. Su objetivo es triunfar en América, ganar dinero rápidamente, y así poder liberar a su familia de las garras del imperio nazi. Joe se instala en Brooklyn, donde entabla amistad con su primo Sammy Clay. Los dos chicos se lanzan al incipiente mercado del cómic, creando un superhéroe judío que viajará a Europa para luchar contra Hitler. En la recreación del Nueva York de los años cuarenta que ilumina la historia caben el amor, los celos, la homosexualidad, la bohemia y las reflexiones sobre la creación artística, sin olvidar la ternura y el humor marca de la casa de Chabon. Galardonada con el Premio Pulitzer 2001, Las asombrosas aventuras de Kavalier y Clay se podría entablar dentro de lo que se suele considerar Gran Novela Americana.



"- Te puedo hacer llegar a Vilna, en Lituania -dijo Kornblum por fin-. Desde allí te las tendrás que apañar solo. Memel está ahora en manos de los alemanes, pero a lo mejor puedes encontrar un pasaje desde Priekule.

- ¿Lituania?

- Eso me temo.

Al cabo de un momento el chico asintió, se encogió de hombros y aplastó el cigarrillo en un cenicero que tenía dibujados el kreuzer y la espada del símbolo del club Hofzinser.

- Olvídate del sitio del que te escapas -dijo, citando una de sus viejas máximas-. Reserva tu preocupación para el sitio al que te diriges."




"Un detalle sorprendente sobre el mago Bernard Kornblum, recordó Joe, era que creía en la magia. No en la supuesta magia de velas, pentagramas y alas de murciélago. No en la astrología, en la teosofía, la quiromancia, los zahoríes, el espiritismo, las estatuas que lloran, los hombres lobo, los sucesos sobrenaturales ni los milagros. Todas estas cosas las contemplaba Kornblum como estafas, muy distintas -y mucho más destructivas- que el tipo de ilusionismo que él practicaba, cuyo éxito, al fin y al cabo, aumentaba en proporción directa a la conciencia por parte del público de que a pesar de toda la atención que pudieran poner, estaban siendo engañados. Lo que fascinaba a Bernard Kornblum, por otra parte, era la magia impersonal de la vida, cuando en una revista leía que un pez podía camuflarse en función a siete clases distintas de fondo oceánico o cuando se enteraba por un noticiario de que los científicos habían descubierto una estrella moribunda que emitía radiación en una longitud de onda cuyo valor en megaciclos equivalía aproximadamente a Pi. En el ámbito de los asuntos humanos, esta clase de encatenamientos a menudo, aunque no siempre, resultaban más tristes, a veces hermosos y a veces crueles. Sus existencias eran básicamente las ironías y los únicos portentos verdaderos: aquellos que se revelaban, de forma inconfundible e insoslayable, en retrospectiva."




"Después de perder a su madre, su padre, su hermano y su abuelo, a los amigos y rivales de su juventud, a su querido maestro Bernard Kornblum, su ciudad, su historia -su hogar-, a Joe le parecía que la acusación habitual que se hacía a los cómics, el hecho de que ofrecían una simple evasión fácil de la realidad, era en realidad un poderoso argumento a su favor. A lo largo de su vida se había escapado de cuerdas, cadenas cajones, sacos, y cajas, de esposas y grilletes, de países y regímenes, de los brazos de una mujer que lo amaba, de un avión estrellado y de la adicción al opio y de todo un continente helado decidido a acabar con su vida. La evasión de la realidad era, en su opinión -sobre todo después de la guerra-, un desafío que valía la pena.




"El doctor Fredic Wertham era un idiota. Era obvio que Batman no intentaba corromper a Robin, ni de forma consciente ni inconsciente. Intentaba hacerle de padre, y por extensión reemplazar a todos los padres ausentes, indiferentes y desaparecidos de los niños lectores de cómics de América. Ahora Sammy querría haber tenido la presencia de ánimo para decirle al subcomité que añadir un ayudante a un héroe disfrazado de cómic garantizaba un aumento del veintidós por cierto en su circulación. Pero ¿qué importaba aquello? Era mejor no haber presentado ninguna resistencia. Ya se había terminado. No tenía más opción que liberarse a sí mismo."