miércoles, 15 de agosto de 2012


SUBRAYADO A LÁPIZ: una novela francesa - frédéric beigbeder

Prefacio de Michel Houellebecq: El 28 de enero de 2008, Frédéric Beigbeder era detenido a las puertas de una discoteca parisina por consumo de cocaína en la vía pública y pasaba 48 horas bajo detención preventiva. Irónicamente, tan solo unos días más tarde, su hermano, el empresario Charles Beigbeder, recibía la Legión de Honor de manos del presidente francés. De este suceso real nacería poco tiempo después Una novela francesa. Desde su celda, Beigbeder echa la vista atrás y, con auténtico espíritu de arqueólogo, reconstruye su infancia olvidada. Con su habitual trazo impenitente dibuja el retrato de sus dos familias: los Chasteigner, aristócratas de rancio abolengo, y los Beigbeder, burgueses acomodados venidos a menos. Rememora los deliciosos veranos transcurridos en la casa familiar de Guéthary, pescando camarones con su abuelo o viviendo acomplejado bajo la sombra de su hermano mayor. Repasa también el trauma que supuso el divorcio paterno y la dulce anarquía que lo siguió. En un constante ir y venir del pasado al presente, Beigbeder pasa de la melancolía del recuerdo al relato de su detención, del papel de sus abuelos en las dos guerras mundiales a los tiernos momentos pasados junto a su hija Chloë. Y todo ello aderezado, como no podía ser de otro modo, con feroces críticas a las dependencias penitenciarias de París y al mismísimo fiscal de la ciudad, Jean-Claude Marin, soflamas contra el sistema y una defensa acérrima del consumo de drogas. En definitiva, Beigbeder entreteje una suerte de memorias que son en realidad un auténtico recorrido sentimental por la Francia de las cuatro últimas décadas.


"Jamás he escrito otra cosa que las historias de un hombre sin pasado: los protagonistas de mis libros son los productos de una época de inmediatez, perdidos en un presente desarraigado, habitantes transparentes de un mundo en el que los sentimientos son efímeros como mariposas, en el que el olvido protege del dolor. Es posible, soy la prueba de ello, no conservar en la memoria más que fragmentos de la propia infancia, y la mayor parte falsos o moldeados a posteriori. Semejante amnesia viene alentada por nuestra sociedad: incluso el futuro prefecto está en vías de extinción gramatical. Pronto mi deficiencia será banal, mi caso se acabará generalizando."


"El 28 de enero de 2008, la velada había empezado bien: cena regada de buenos vinos seguida de la ronda habitual por locales oscuros ingiriendo chupitos de vodka multicolores, con sabor a regaliz, a coco, a fresa, a menta, a curazao. Bebidos de un trago, los vasos negros, blancos, rojos, verdes, azules, tenían el color de las vocales de Rimbaud. Tarareaba Where Is My Mind de los Pixies sobre mi scooter, disfrazado de adolescente, con botas camperas de ante y media melena desgreñada, ocultando mi edad detrás de la barba y un impermeable negro. Hace más de veinte años que practico este tipo de deriva nocturna. Es mi deporte favorito, el de los viejos que se niegan a envejecer. No es nada fácil ser un niño prisionero en un cuerpo de adulto amnésico."


"Si a los cuarenta y dos años desobedezco las leyes es porque no desobedecí lo bastante a mi madre cuando era joven. Tengo veinte años de desobediencia por recuperar. A mi hija le explico los peligros que la amenazan, pero nunca me enfado con un niño porque desobedezca, dado que así es como se afirma. Naturalmente riño a mi hija cuando tiene una rabieta, pero me inquietaría mucho más si no tuviera nunca ninguna. Voy a escribir un libro sobre mis orígenes. Puesto que me trata usted como a un niño, intentaré serlo para explicar a mi hija que el placer es algo muy serio, necesario pero peligroso. ¿Mo comprende usted que este asunto nos sobrepasa a los dos? Lo que está en cuestión es nuestra forma de vivir. En lugar de castigar a las víctimas, pregúnteles por qué hay tantos jóvenes desesperados, por qué se mueren de aburrimiento, por qué buscan cualquier sensación extrema antes que el siniestro destino del consumidor frustrado, del individuo normalizado, del zombi formateado, del parado programado."

"Tiene usted toda la razón, esta droga hace perder la memoria, vivir intensamente el presente. Es la droga de las personas que no quieren recordar ni esperar. La coca prende fuego a la herencia; si escribo sobre ella es porque simboliza nuestro tiempo. La cocaína no sale en mis libros para hacerme el moderno o escribir trash (de ser así escogería una sustancia menos pasada de moda: ketamina, MDMA, GHB, 2CB, DMT, PCP, BZP...), sino porque condensa nuestra época: es la metáfora de un presente perpetuo, sin pasado ni futuro. Créame, una sustancia así estaba destinada a dominar el mundo actual; estamos sólo al principio de la intoxicación planetaria."


"Gracias a los genes de su madre, mi hija es mil veces más guapa que yo a su edad. Qué tiene de mí: la barbilla, la delgadez, los dientes hacia delante (va tener que llevar aparatos, como su padre; si yo fuera ella, me denunciaría). Chlöe no ríe cuando le hacen cosquillas en la planta de los pies o en las axilas. Solo funciona el truco del bicho que sube y sube.(...) y el bichito formado por mis dos dedos continúa trepando hacia su largo cuello de cisne, y pronto llegará a la barbilla... En este momento, es imposible no derretirse: su risa en cascada es mi medicina, debería grabarla para poderla escuchar una vez tras otra durante las noches de depresión. Si hubiera que definir la alegría de vivir, la felicidad de existir, sería esa explosión de risa, una apoteosis, mi recompensa bendecida, un bálsamo caído del cielo."


"No le reprocho a mi madre que nos ocultará la verdad, sino el haber imaginado una historia menos bella que la verdadera. Habría bastado con que nos dijera que amaba a otro hombre... Papá está de viaje de negocios es menos bonito que Anna Karenina. Pero mi madre se sentía culpable de haberse enamorado de otro, No hay nada malo en dejar de amar y todavía menos en enamorarse. Me avergüenzo de haber avergonzado a mi madre, Los niños quieren algo imposible: que nada cambie jamás. Tratan a sus padres de egoístas, cuando los egoístas son ellos, que querrían que sus progenitores se sacrificaran siempre por ellos. Cuando le preguntaba sin cesar dónde estaba papá, y por qué trabajaba tanto, mamá repetía que todo iba bien. - ¿Y cuándo vuelve?. - No lo sé, cariño. La felicidad letánica es sospechosa."


"Mi infancia es un poco como esas noches fracasadas en las que uno debería pasarlo bien:todo está bien organizado (hay lo que tiene que haber para beber y comer, la música es buena y todo el mundo es guapo y amable), pero la cosa no cuaja. Siempre que oigo reír a Chlöe mientras sopla pompas de jabón tengo miedo: ¿y si ella también fingiera ser feliz para no decepcionarme? A fuerza de hacer como si no hubiera ningún problema, desaparecen todos los recuerdos."


"Lo más católico que hay en mí es esto: prefiero que mis placeres sean prohibidos. No merecía ser humillado publicamente, pero ahora ya sé que siempre asumiré ese riesgo. Escaparé siempre a vuestro control. Me habéis declarado la guerra. No seré nunca de los vuestros; he escogido el otro bando. Me siento bastante a gusto en mi deshonra, escribe Baudelaire a Hugo tras la prohibición de Las Flores Del Mal. No me creáis cuando os sonría, desconfiad de mí, soy un kamikaze miedoso, os miento con cobardía, soy irrecuperable, estoy podrido, podrido como se dice de un diente completamente picado.(...) Desciendo de un héroe que murió por Francia: si me destruyo por vosotros, es porque me viene de familia. Ésa es la misión tanto de los soldados como de los escritores. Nosotros morimos por vosotros sin ser de los vuestros."


ENTRELECTORES