lunes, 7 de diciembre de 2015


SUBRAYADO A LÁPIZ: el amor dura tres años - frédéric beigbeder

"No das crédito a estar tan enamorado. Durante un año, la vida es una sucesión de soleadas mañanas. Te dedicas a escribir libros sobre esta cuestión. Te casas lo antes posible. El segundo año, hacéis el amor cada vez menos. Resistes la tentación de fijarte en las señoritas ligeras de ropa. El tercer año, ya no resistes la tentación. Llega el momento en que ya no puedes soportar a tu esposa, te has enamorado de otra. Recibes dos noticias. La noticia buena: tu mujer te abandona. La noticia mala: empiezas otro libro. "Así se resume el hilo argumental de El Amor Dura Tres Años, el primer éxito del polémico escritor y publicista francés, Frédéric Beigbeder. Una historia de amor moderna con tintes autobiográficos, que el autor-protagonista presenta de una forma egocéntrica que roza el machismo por momentos, pero que a su vez no deja de ser aguda, romántica y con matices incluso brillantes. Esta novela se disfrutará mucho más si se toma como una broma (muy seria) que frivoliza en torno al amor, y que a partir del patetismo de su protagonista aglutina multitud de aforismos que, como poco, y si no te la tomas muy a la tremenda, te sacarán al menos alguna media sonrisa.



"Acaba de cumplir treinta años: la edad espuria en la que uno es demasiado viejo para ser joven y demasiado joven para ser viejo. Para no decepcionar a nadie, hace todo lo posible por estar a la altura de su reputación. A base de querer aumentar su press-book, se ha ido convirtiendo poco a poco en una caricatura de sí mismo. Le resulta agotador tener que demostrar que es amable y profundo, así que se las da de canalla supercial, adoptando ese comportamiento desordenado, e incluso mortificante. Él se lo ha buscado: cuando está en la pista de baile y se pone a gritar, ¡Yupi, acabo de divorciarme!, nadie acude a consolarlo. Sólo los rayos láser atraviesan su corazón como si fueran espadas."




"Ya no sonrío. No tengo las fuerzas suficientes para hacerlo. Estoy muerto y enterrado. No tendré hijos. Los muertos no se reproducen. Soy un muerto que estrecha la mano de la gente en los cafés. Soy un muerto más bien sociable, y muy friolero. Creo que soy la persona más triste que jamás he conocido. En invierno, en París, cuando el termómetro llega a bajo cero, el ser humano necesita salones interiores iluminados por la noche. Allí, escondido entre el rebaño, puede finalmente ponerse a temblar."




"En lugar de pedirle perdón le dije: Vete, perderás el avión. No dije nada para salvarla. Hoy, sólo con recordarlo, mi barbilla todavía se pone a temblar. Ella tenía una mirada suplicante, triste, empañada, odiosa, apaleada, inquieta, decepcionada, inocente, orgullosa, despreciativa, que sin embargo seguía siendo azul. Nunca lo olvidaré: aquella mirada estaba descubriendo el dolor. Tendré que aprender a vivir con esa mierda sobre las espaldas. Nos apiadamos de los que sufren, pero no de los que dañan a los demás. Apáñate, que ya eres mayorcito, viejo. Eres el tío que no cumplió sus promesas. Recuerda al final de Adolphe: En la vida la gran cuestión es el dolor que causamos, y la más ingeniosa metafísica no justifica al hombre que ha desgarrado el corazón que lo amaba."




¿Por qué nunca hay nadie en los divorcios? El día de mi boda, estuve rodeado de todos mis amigos. Pero el día de mi divorcio estoy increíblemente solo. Ningún testigo, ninguna dama de honor, nada de familia, ni amigos borrachos para darme palmaditas en la espalda. Ni flores, ni coronas. Me habría gustado que me lanzaran algo, a falta de arroz, no sé, tomates podridos, por ejemplo. A la salida del Palacio de Justicia, este tipo de proyectil suele ser moneda corriente. Uno siempre debería casarse solo y divorciarse con el apoyo de todos sus amigos."




"Tarde mucho en admitir que me casé sólo por los demás, que el matrimonio no es algo que hagas por ti mismo. Uno se casa para poner nervioso a los amigos o para hacer feliz a los padres, a veces por ambas cosas, a veces a la inversa. En nuestros días, nueve de cada diez bodas pijas y convencionales sólo son trámites obligatorios, ceremonias mundanas en las que unos padres tensos cursan invitaciones.(...) Uno se casa exactamente igual que pasa el bachillerato  se saca el carnet de conducir: siempre procura adaptarse al mismo molde para ser normal, normal, NORMAL, a cualquier precio. Al no poder estar por encima del resto del mundo, deseamos ser igual que todo el mundo por miedo a quedar por debajo. Y ésa es la mejor manera de arruinar un amor verdadero. De hecho, el matrimonio no sólo es un modelo impuesto por la educación burguesa: también es objeto de un colosal lavado de cerebro publicitario, cinematográfico, periodístico e incluso literario, una inmensa intoxicación que acaba llevando a hermosas señoritas a desear un anillo o un vestido blanco cuando, sin semejante despliegue, nunca se les habría ocurrido pensar en ello.(...) En un mundo perfecto, las chicas de veinte años jamás se sentirían atraídas por un invento tan artificial. Soñarían con la sinceridad, la pasión, lo absoluto, no con un tío enfundado en un frac de alquiler. Desearían al Hombre que sabría sorprenderlas cada día creado por Dios, no al hombre que les va a ofrecer unas estanterías de Ikea."




"Por más que sepa que el amor es imposible, estoy convencido de que dentro de unos años me sentiré orgulloso de haber creído en él. Nadie podrá quitarnos eso a Anne y a mí: creímos en el amor con toda sinceridad. Bajando la cabeza, embestimos de lleno y con todas nuestras fuerzas una muleta que resultó ser de hormigón. No os riáis. Nadie se burla de Don Quijote, y, sin embargo, la emprendía contra molinos de viento. Durante mucho tiempo, mi único objetivo en la vida fue autodestruirme. Hasta que, en una ocasión, sentí deseos de ser feliz. Es terrible, me siento avergonzado, perdonadme: un día experimenté esa vulgar tentación de ser feliz. Lo que he aprendido desde entonces es que aquél era el mejor modo de destruirme"




"El problema sexual de los niños de papá es que desde pequeños les han acostumbrado a tenerlo todo sin dar nada a cambio. Ni siquiera se trata de una cuestión de egoísmo (en la cama, TODOS los tíos son egoístas). Lo que ocurre es que nadie les ha explicado jamás que existe alguna diferencia entre una chica y un Porsche."




"Los ricos de hoy han olvidado que el dinero es un medio, no un fin. Ya no saben qué hacer con él. Cuando eres pobre, por lo menos puedes pensar que todo podría arreglarse con dinero. Pero cuando eres rico, no puedes pensar que con una nueva casita en el Midi, otro coche deportivo, un par de zapatos de doce mil del ala o un maniquí suplementario, todo se arreglará. Cuando eres rico, ya no hay excusas. Ésa es la razón por la cual todos los millonarios toman Prozac: porque ya no hacen soñar a nadie, ni siquiera a sí mismos."




"- Escucha, ¿crees que el amor dura tres años?

Me mira con expresión compasiva.

- ¿Tres años? ¡Eso es mucho! ¡Qué horor! ¡Con tres días hay más que suficiente! ¿Quién te ha metido esa estúpida idea en la cabeza, pequeño grumete?

- Al parecer se trata de una cuestión hormonal, quiero decir, bioquímica, o sea... Al cabo de tres años, se acabó, no hay nada que hacer. ¿No te parece triste?

- De eso nada, monada. El amor dura lo que tiene que durar, me da lo mismo. Pero si quieres que dure, creo que es necesario aprender a aburrirse. Hay que encontrar a la persona con la que tengas ganas de aburrirte. Ya que la pasión eterna no existe, busquemos por lo menos un tedio agradable."




"Bueno, vale, cuando Alice abandonó a Antoine, y cuando nos fuimos a vivir juntos a la Rue de Mazarine, no os negaré que a veces sufría crisis de angustia. La felicidad es mucho más espantosa que la infelicidad. Haber logrado lo que más deseaba en este mundo me colmó de alegría, y al mismo tiempo, me hundió en un mar de dudas. ¿Volvería a cometer los mismos errores? ¿Acaso sólo era un romántico cíclico? Ahora que ella estaba conmigo, ¿la deseaba realmente? ¿Me volvería demasiado tierno? ¿Llegaría a aburrirme con ella? ¿Cuándo iba a dejar de comerme el coco de una vez por todas, joder?"




"Lo más fantástico de la vida es que continúa. Nos besamos lentamente, cogidos de la mano bajo la luna de color naranja, escuchando el porvenir. Miré mi reloj: eran las 23 horas, 59 minutos."